martes, noviembre 16

1er Encuentro de Dirigentes Sociales y Culturales de Estación Central, Sábado 20 de Noviembre de 2010, 9:15 hrs.


 Estimados vecinos de Estación Central

Ante todo un cariñoso saludo.

Les cuento que desde hace más de un mes hemos estado organizando la que esperamos sea la actividad inaugural de nuestra "Orgánica Poblacional Cultural", el “1er Encuentro de Organizaciones Sociales y Culturales de Estación Central” a realizarse el próximo Sábado 20 de Noviembre, de 9:30 hrs. a 16:30 hrs., en las dependencias del Centro Cultural San Martín, ubicado en Alameda #4365 (esquina Con-cón).

El objetivo de este encuentro es fundar la red de organizaciones sociales que sea capaz de interactuar y representar a las más variadas expresiones de la cultura, el deporte y la vida social de nuestra comuna, de manera de que juntos logremos potenciarnos y defender nuestros derechos ciudadanos.

Durante nuestro encuentro se trabajará en base a las siguientes comisiones:
  1. Cultura y Bellas Artes: comisión que conversará respecto a la realidad de los artistas comunales y las distintas expresiones artísticas que se realizan o pueden realizarse en la comuna.
  1. Cultura como aspecto sociocultural: comisión que conversará respecto a los escenarios sociales y las oportunidades y amenazas que estos generan en nuestra comunidad.
  1. Cultura y Participación Ciudadana: comisión que conversará respecto a la realidad de las organizaciones sociales de la comuna, y las posibilidades y limitaciones que tiene la participación ciudadana, en un enfoque de derechos sociales.
  1. Cultura y Deporte: comisión que conversará respecto a la importancia del deporte y su relación con la educación en valores.
  1. Cultura y Patrimonio: comisión que conversará respecto a los múltiples espacios patrimoniales que posee nuestra comuna y la posibilidad de recuperar el espacio simbólico de cada uno de ellos.
Cada participante al encuentro debe acreditarse en alguna de estas comisiones al momento de llegar.
La participación en el encuentro no tiene costo. Se ofrecerá almuerzo de Camaradería.

Se ruega confirmar participación a Felipe Muñoz Vallejos, al teléfono 09-9336096 o al correo opcestacioncentral@gmail.com y difundir la iniciativa.

Los esperamos, vuestra participación es fundamental.

Un gran abrazo.


Felipe Muñoz Vallejos
Presidente Orgánica Poblacional Cultural de Estación Central



P.D: Adjunto links de nuestra página de Facebook y del evento de Facebook que hemos creado

Página de Facebook:
http://www.facebook.com/pages/OPC-Organica-Poblacional-Cultural-de-Estacion-Central/

Evento de Facebook: http://www.facebook.com/event.php?eid=161818167190739

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lunes, junio 21

Villa Suecia: La Isla de Estación Central


Por el norte, sur y oeste, está cercada por empresas e instalaciones militares; por el este, sólo una salida la conecta con el exterior. A primera vista, Villa Suecia es un barrio de ancianos, plantas y perros desconectada de su entorno. Y tampoco hay que escudriñar mucho para darse cuenta que es verdad. No ha tenido hijos ilustres, acontecimientos importantes, ni renovaciones dignas de destacar, salvo la curiosa instalación de una pista de bicicletas en este barrio donde el promedio de edad supera los 40 años. En otras palabras, Villa Suecia pasa completamente desapercibida por el anecdotario urbano. Pero, sin embargo, cuenta con el ritmo antiguo de vida de barrio: conversaciones en las esquinas, locales a los que se va a comprar y a conversar, caminatas paseando a los perros, apariencias bien cuidadas, el “maestro chasquilla” común para todos los vecinos, entre otras insignes postales. Bienvenidos a la isla de Estación Central.



A minutos del sector de Las Rejas y a minutos del límite entre Estación Central y Maipú, se ubica la Villa Suecia. A ella, se llega desde Pajaritos o desde 5 de Abril; o en metro, desde las estaciones Pajaritos o Las Rejas, ambas a similar distancia. Es una villa de cerca de 400 casas, con un promedio de dos a tres personas por hogar y catalogada como C2, según el último censo del 2002. Consta con tres calles principales, a lo largo, y numerosos pasajes y calles que las van cortando perpendicularmente. Éstas, tienen nombres que poco o nada entienden sus habitantes, y su morfología se ha castellanizado: Orebro, Malmo, Kiruna, Granna, Solna, Upsala, entre otras, todas referentes al país que lleva por nombre el sector.

Al llegar a Villa Suecia invade el aroma dulce del dengue, una pequeña flor perenne de arbustos que abunda por las calles del barrio. La mayoría de las casas cuentan con perros, autos, portones y jardines interiores bien cuidados. Por las calles, además del dengue, se encuentran pimientos, acacios, álamos y otros árboles de mediana y alta estatura, todos viejos pero podados con más precisión que bienestar de la arboleda.

Los días transcurren casi en perfecta sincronía con la rutina que han sabido establecer sus habitantes. De madrugada, salen los primeros vecinos a su lugar de trabajo. Don Eduardo, de Orebro 475, enciende su Toyota año ‘83, y el olor a combustible quemado más el ruido de su poco cuidado motor, irrumpen la armonía de pájaros y buses que suenan a 4 cuadras, por la avenida Pajaritos. Mientras tempera el motor de su auto, abre la reja exterior de su casa y deja salir a Tony, un menudo quiltro de 8 años, chico y peludo, quien sale inmediatamente hacia la casa contigua, el local de la señora María.

Fue todo un acontecimiento en Orebro la inauguración de ese local. En la esquina había uno, pero lo habían cerrado hace más de 15 años. Por tanto, los vecinos se vieron en la obligación de emigrar hacia otras calles en busca de aquel producto olvidado de la lista del supermercado o, muchas veces, un antojo de última hora. Claro, su local nunca prosperó – como toda sociedad neoliberal esperaría – y su oferta de productos se redujo a la mitad, pero, sin embargo, abre todos los días y sin excepción. En los veranos, son infaltables los cremosos helados Flaggs o los cubos – granizados de jugo envueltos en cilíndricas bolsas plásticas. El resto del año mantiene sus productos habituales, la señalética de Coca-Cola en su puerta y las cinco perritas que “cuidan” el local, a quienes corteja Tony. Todos los viernes cierra a eso de las 13 hrs. y se va al cementerio a visitar la tumba de su hijo Iván, quien murió hace más de 10 años. Nunca lo ha superado.

Casi simultáneamente, mientras don Eduardo finalmente saca su auto y lleva a su nieto Sebastián al colegio, llega raudamente una inmensa bóxer blanca habilitada como furgón escolar. Ésta, viene a recoger al hijo de los Rondanelli, uno de los pocos matrimonios jóvenes del sector. Marco Rondanelli es un oficinista que lleva años en el mismo trabajo. Su principal orgullo es su hija mayor, quien entró a una universidad estatal, al igual que él, a estudiar una carrera convencional, al igual que él. Muchas tardes de fin de semana, Marco sale a la calle a jugar tenis con su hijo menor.

Cercano a las 8 am, sale Sandra a su trabajo. Una mujer de 40 años, separada y con tres hijas que vive en la casa de sus padres. Hace un mes organizó, con otros vecinos, una votación de toda la Villa con el fin de constituir, nuevamente, una directiva vecinal. “¿Por qué no te inscribes?”, “necesitamos algo así, ¿o no?”, eran sus principales consignas que resultaron efectivas con una gran participación de la comunidad.

El padre de Sandra es unos de los rostros más reconocibles del sector. Don Rafael llegó a Chile el 3 de septiembre de 1939, con apenas 4 años. Fue parte de los 2.200 refugiados españoles que llegaron a Valparaíso en el Winnipeg, barco que los trajo desde Francia con el fin de arrancar de la Guerra Civil, gracias a la gestión de Pablo Neruda.

Don Rafael tenía la costumbre de fumarse un cigarrillo, todas las tardes junto a don Eduardo, hasta que le dio un ataque al corazón. La indicación fue directa y sin lugar a segundas lecturas: “o dejas de fumar o te mueres”. Él, vasco de nacimiento, pudo eliminar su vicio al instante.

Una vez que los pocos niños son llevados a sus lugares de estudio y otros salen a su lugar de trabajo, las tres arterias principales, Rey Gustavo Adolfo, Orebro y Rivas Vicuña, quedan descubiertas y al amparo de los primeros rayos de sol que atraviesan las copas frondosas de los innumerables árboles. En Rey Gustavo Adolfo, por ejemplo, la arboleda es tan espesa que la sombra cubre la mayor parte de las aceras. Pero no todo es vegetación.

Villa Suecia es una isla que está flanqueada por numerosas fábricas y automotoras. En su extremo norte, en calle Pajaritos, está la Mercedes-Benz y la Nissan; en su extremo sur, en avenida 5 de abril, se encuentran los talleres de la Nissan y su concesionaria de montacargas. Por el ala oeste, Rivas Vicuña, se sitúa una base militar y un centro de logística del Ejército, el cual llama la atención debido al arribo de helicópteros a sus dependencias un par de veces al año. Por este motivo, es común ver el tránsito constante de militares por el sector, especialmente a la hora de las comidas, cuando se arrancan a complementar su merienda en uno de los tres locales interiores del barrio. Más al sur, la frontera es delimitada por una panadería, una botillería y el estacionamiento de los buses Línea Azul. Y el ala este la constituye una hilera de casas que sólo se interrumpe por una única salida, a través de avenida Las Parcelas.

Vida de Barrio

Sin duda, uno de los principales momentos de encuentro vecinal se produce cada martes y viernes cuando una larga feria libre ocupa gran parte de Rivas Vicuña. Verduras, frutas, pescados, mariscos, pollos, comida preparada, abarrotes, cordonería, juguetes, cuadros y numerosos puestos de ropa – que se instalan con exhibidores, anaqueles y colgadores, ofreciendo la variada oferta de la moda importada de espacio y de tiempo – son los productos que ofrece esta singular feria libre de Villa Suecia.

El recorrido es estrecho, más aún cuando se topa con vecinos conversando obstaculizando el tránsito de los clientes. Pero a nadie parece importunarle, al contrario, algunos se unen alegres entre besos y abrazos. Los caseros, como se denomina popularmente a los vendedores, son los mismos de siempre, a excepción de los coleros (feriantes que no pagan el permiso municipal para vender y se sitúan al final de la feria), quienes van rotando constantemente.

Uno de estos caseros es Jaimito, un gordo bonachón que promociona su mercadería con rimas. “Lleve zanahoria, pa’ mejorar la memoria; lleve lechugas, pa’ que le crezcan las… manos”, y termina con una sonrisa que deja ver su escasa dentadura. Casi al frente de él, están las judías, tres hermanas viudas que venden lechugas, repollo, apio (cuando es la temporada) y cilantro. Entre las tres establecen un orden de trabajo: una lava las verduras en un gran recipiente de lata, otra pica y embolsa las verduras y la tercera se dedica a vender. Viven hablando de sus ex maridos pero rehúsan hablar de sus hijos.

Los caseros logran verdaderos lazos de cercanía con sus clientes. Sus encuentros comienzan con preguntas de buena crianza, y una que otra broma para marcar la cercanía: “¿cómo está, casero?, ¿lo sacaron a pasear para Semana Santa?”, “¿qué tal, señora Rosa?, ¡qué gusto verla!, ¿cómo está la salud?”. Luego de eso se encarga la compra y se une, a veces, a otra conversación con otra vecina que ha estado ahí hace 10 minutos. Luego de eso, se despiden deseándose éxito, buena salud y saludos a familiares que sólo conocen por relatos (muchas veces adornados).

No es menor el evento de la feria libre de Rivas Vicuña. La mayoría de los vecinos son ancianos que viven solos o que pasan la mayor parte del día sin más compañía que sus mascotas, ya que sus familiares poco los visitan o, si viven con ellos, pasan el día afuera en sus respectivos trabajos. Por eso hay tanto perro en el barrio, pero sólo tres andan sueltos: Milo, Copérnico y uno negro (aún sin nombre) que llegó hace un par de meses. Por lo general, no tardan en encontrar quién los adopte y les de techo y comida. Lo curioso es que a la mayoría de éstos los dejan en los patios traseros. Sólo se escuchan sus ladridos y aullidos.

Cuando no está la feria, los vecinos acuden al kiosco de don Aliro, quien ofrece frutas y verduras todos los días, eso sí a un precio mucho mayor, aprovechando su exclusividad de 5 días. Don Aliro es un hombre robusto de 60 años, muy parecido a Tito Fernández. Cuenta con dos empleados muy particulares: una señora que habla poco y no saluda a nadie, y un animado tipo de 40 años que sufre un leve retraso mental. El kiosco siempre está con gente reunida en una animada conversación de actualidad, luego de hojear los diarios que están a la venta, o sobre temas personales.

Otro de los puntos de encuentro en Villa Suecia son las esquinas. Ahí, por lo general, algunas señoras se invitan a tomar el té por las tardes y los caballeros, comúnmente vistos después de las 19 horas, se quedan discutiendo sobre política o se cuentan repetidas historias de su orgulloso pasado.

Según el último censo, más del 60% de la población de Villa Suecia son mujeres. Y se nota. Por las mañanas, el barrio es territorio femenino, y por las tardes, se reúnen en el centro de madres de la junta de vecinos. Este centro de madres, es una casa celeste de madera, ubicada entre los juegos infantiles y la cancha de fútbol. Ahí, las actividades que realizan – tejido, juegos de mesa, onces – son secundarias, lo importante es la conversación, generalmente basada en el éxito de sus esposos y/o hijos. No es un grupo muy abierto y sólo pertenecen a él un selecto grupo de señoras.

A eso de las 7 de la tarde, comienzan a regresar los primeros vecinos de sus trabajos, mientras se cuela de las cocinas el olor a pan tostado. Es el indicio de la hora del té. Los niños que juegan en las calles se entran y la familia se reúne a comer. De a poco, los hombres van saliendo a la calle a encontrarse para conversar y fumar. Ya en la noche, las salidas de casa son solitarias y son con el fin de sacar a pasear al perro o a regar el antejardín, por lo general, diseñado con pasto con un centro de flores y rodeado de arbustos menores o enredaderas.

Las noches son silenciosas y sólo las irrumpe el borracho/loco del barrio. Hugo fue un cantante y guitarrista promotor de la Nueva Canción Chilena en tiempos de la dictadura militar. Se presentaba en clubes clandestinos de oposición y estableció contactos importantes con gente contraria al régimen. En más de una ocasión escondió, en su misma casa, a dirigentes comunistas y armas para movimientos extremistas, poniendo en peligro a su propia familia. Con el tiempo, la bohemia lo fue enganchando más que la política y se convirtió en un alcohólico y drogadicto. Numerosas veces estuvo internado tratando su problema, pero él encontraba la manera de engañar a su familia y afirmar que había superado sus problemas de adicción. Nunca se recuperó y su condición se fue agravando: su familia lo fue abandonando al decepcionarse por sus promesas incumplidas, los robos de sus bienes con el fin de adquirir droga y su comportamiento cada vez más violento. Finalmente se quedó sólo y sus facultades mentales casi completamente deterioradas.

Por las noches se le escucha hablar sólo, insultar a la gente que pasa por afuera de su casa, o revelar, a viva voz, secretos de sus vecinos. Nadie sabe quién se los cuenta, pero ahora a nadie parece molestarle. En un principio se llamaba a Carabineros, a causa de sus bulliciosos monólogos; algunos hasta lo golpeaban, aburridos que sus secretos fuesen revelados.

De a poco se le ha ido comprendiendo, hasta se le toma con humor. Pero todas las noches, los vecinos están atentos por si aparece el predicador que desnuda el alma de los vecinos, esa cuidada apariencia que, al final del día, es revelada por el personaje menos representativo de Villa Suecia.

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viernes, diciembre 4

Exitosa muestra de nuestro documental "Los Jóvenes Proponen"

La semana pasada finalizamos la última fase del proyecto audiovisual "Los Jóvenes Proponen: no somos el problema, somos la solución". Éste, es un documental de 29 minutos que realizamos luego de haber ganado un financiamiento de CONACE. Nuestra propuesta fue mostrar un método alternativo de prevención de drogas, basándonos en la utilización constructiva del tiempo libre. De esta manera, presentamos los casos de tres jóvenes distintos entre sí, pero que viven en un sector de alto riesgo, tanto por su vulnerabilidad a la delincuencia como por el tráfico y consumo de drogas. También quisimos conocer su percepción sobre el espacio público y cómo se desenvuelven en ellos. Para esto, retratamos a los tres jóvenes en el mismo espacio: la ciclovía de 5 de abril.

Sebastián Cárcamo (19), Nayadeth Castillo (17) y Sebastián Galaz (18) fueron los protagonistas de los tres capítulos que contiene este documental. Luego del proceso de grabación, y ansiosos por la experiencia recién vivida, quisimos extender estas percepciones y opiniones al resto de la comunidad.

Programamos 4 debates en colegios en los que participaron, activamente, autoridades de la comuna, del CONACE, Previene Estación Central, Carabineros, nosotros y, por supuesto, los alumnos.



El lunes 23 de noviembre, tuvimos el agrado de visitar el Liceo de Adultos Luis Gómez Catalán donde realizamos un foro con alumnos de 3º y 4º medio. Ahí tuvimos la oportunidad de debatir con gente del Previene de nuestra comuna y los alumnos, quienes manifestaron su molestia por la falta de espacios públicos en los barrios.



Al otro día, fue el turno de la Escuela Superior de Niñas. Aquí debatimos con alumnas de dos cursos de octavo básico sobre la influencia prematura de la droga y cómo los consumidores sufren cambios irreparables en su diario vivir. Participaron carabineros, la concejala Beatriz Lagos, autoridades del colegio, Carolina Cornejo de Previene Estación Central, tres cocodrilos y más de 60 alumnas.



El miércoles fuimos al Liceo Estación Central, en la que realizamos un interesante debate con un delegado de CONACE nacional, quien explicó a alumnos de 3º medio todo lo relacionado con la drogas, desmitificando creencias populares como que la marihuana es curativa o que el éxtasis no produce la muerte.



El 4º y último foro, lo realizamos el viernes 27 de noviembre en la Escuela de Investigaciones frente a más de 1.200 personas. Como era habitual, se presentó el video y luego dimos inicio a un interesante foro en el que los mismos alumnos dieron propuestas claras sobre cómo utilizar constructivamente el tiempo libre.



Finalmente, quedamos muy contentos por este trabajo de meses. Quisiera destacar la labor individual de César Tudela, el mayor soporte y empuje de este hermoso proyecto. También agradecemos enormemente a Previene Estación Central por la paciencia, la ayuda y el cariño.

Muchas gracias a toda la comunidad por participar. Acá los dejo con el making-off del audiovisual que muy pronto subiremos a youtube. ¡Atentos!

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miércoles, noviembre 4

TEATRO GRATIS: "TRES MARIAS Y UNA ROSA"

Los clásicos comienzan a llegar a la cartelera con la excusa del Bicentenario que se encuentra a la vuelta de la esquina. Y como un adelanto de la especial programación del próximo Festival Santiago a Mil, el Teatro Nacional Chileno estrena "Tres Marías y una Rosa" del dramaturgo David Benavente bajo la dirección de Raúl Osorio.

Se trata de una pieza que respeta el original aunque contempla algunos guiños al presente, sin embargo son tan sutiles que no se transgrede el sentido del texto. Lo más importante es que presenta una frescura que permite al espectador identificarse con las protagonistas gracias a la labor realizada por el Taller de Investigación Teatral al trabajar con pobladoras a finales de la década de los ‘70 con el fin de dar mayor consistencia a la obra que Benavente escribiría.

Si quieres ver esta clásica obra que se presentará este Martes 10 de Noviembre a las 16:30 hrs. en la Escuela de Investigaciones (ubicada en Av Gladys Marin #5783), sólo mandanos un mail a centrococodrilo@gmail.com o escríbenos en nuestro Facebook y recibirás una invitación para este evento cultural.

RESEÑA

Tres Marías y una Rosa cuenta la historia de cuatro mujeres reunidas en torno al arte de las arpilleras, quienes laboran estas artesanías para exportar al extranjero hasta que la petición del párroco del barrio las lleva a plasmar sus ideas en un lienzo de gran tamaño.

Los temas del montaje, que contó con la aprobación del público en los años ‘80, son los mismos que nos hacen vibrar como sociedad actualmente: el trabajo, el abuso a la mujer, la pobreza, la imagen de Chile en el extranjero, la mujer como madre de familia y sustento único del hogar. Las tres Marías junto a Rosa representan a miles de mujeres de esfuerzo que hoy podemos reconocer en los campamentos y en las villas que poblan el país de norte a sur.

La puesta en escena recrea el refugio de las artistas, el patio de una casa de campamento con un tambor de donde extraen el agua y un tendal para secar la ropa. Allí llegan para contar sus penas y también para depositar la esperanza en un mejor futuro. Bajo las órdenes de Maruja, se articula el taller que da vida a las arpilleras y que representa el único ingreso económico para llevar a sus familias.

Las cuatro protagonistas, Cecilia Cucurella, Priscilla Huaico, Catalina Bianchi y Javiera Osorio, brillan sobre el escenario en las pieles de sus personajes dándoles un carácter complejo que rescata el humor interno de cada una, su mirada acerca de la vida y la fe que pronto podrán surgir con sus familias.

Este estreno nos recuerda la versión que el Teatro Nacional Chileno hizo de La Remolienda en el invierno del año 2007. En aquel entonces, así como ahora, el público se dejó encantar por las actuaciones y la puesta en escena, apreciando el valor de las artes escénicas nacionales.

Tres Marías y una Rosa promete ser un éxito de audiencia pues tiene todos los elementos para triunfar: un elenco perfecto, una puesta en escena grandilocuente y un pedazo de la historia de Chile más reciente que, a través del humor, logra insertarse en el corazón del país.

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jueves, octubre 29

ROMUALDITO: las verdades y mitos del santo popular de Estación Central

La más famosa de las animitas de Santiago, tiene una historia de idealización y de virtual canonización angelical, que nos permite identificar algunos rasgos comunes en el credo popular sobre el mito del ánima.

Se trata de la famosa animita de Romualdito, en San Francisco de Borja casi esquina con Alameda Bernardo O'Higgins, junto a un fragmento del antiguo muro a un costado de la Estación Central. Por muchos años, se discutió sobre su verdadera identidad, aunque siempre se habló de una persona allí asesinada en 1933. Muchas teorías existían al respecto, algunas muy probables, y otras francamente insensatas.

El pasado mes de agosto se cumplieron 76 años del fallecimiento de Romualdo, coincidentes con las revelaciones más importantes sobre él que hayan sido hecho públicas en todos estos años de culto. Nos hemos propuesto exponer aquí un poco de su historia real y de su historia ficticia, y de cómo entró su memoria a los umbrales de lo legendario y lo sobrenatural.

LEYENDAS SOBRE SU IDENTIDAD Y SU MUERTE

Como sucede con todas las animitas más populares de Chile, Romualdito también fue sometido a un proceso de conversión en ángel de la inocencia, tal cual sucedió con la Carmencita del Cementerio General. Los fieles comenzaron a hablar de él como si se tratara de un niño o de un muchacho indefenso y vulnerable, versiones que aún son creídas y defendidas por los devotos de este santo informal. La fecha más repetida sobre su asesinato era el martes 8 de agosto de 1933.

Las principales versiones populares que existen hasta hoy sobre la identidad de Romualdito, son las siguientes:
  • Un niño que habría sido asesinado brutalmente tras ser violado por vagabundos del sector. Esta conversión de Romualdo en un niño se repite en otros casos de animitas, como el citado de la Carmencita. La tendencia a identificar rasgos angelicales en los niños y darlos por milagrosos o santos cuando fallecen en muertes dolorosas y crueles (generalmente en manos de herejes) es muy antigua en el cristianismo y tiene muchos ejemplos en el resto del mundo, como el famoso Santo Niño de La Guardia y también el caso de San Simón de Trento, entre otros. No ha faltado quien ofrenda a la animita de San Borja, además de las flores, velas y agradecimientos, algún juguete de niño, convencidos de esta versión sobre la identidad del milagroso personaje.
  • Otra teoría dice que Romualdito era ya un muchacho al momento de morir (de unos 20 años), pero con retraso mental o síndrome de Down. Todos lo querían en el barrio por ser muy servicial, trabajador y simpático. Según esta historia, el infortunado Romualdo falleció tras ser atacado a palos y cuchilladas por criminales callejeros que dejaron su cuerpo tirado junto a la pared, donde fue encontrado después. Se dice que el desgraciado muchacho iba camino a entregar un poncho del tipo manta de Castilla, o bien a darle comida a su padre, que estaba postrado por alguna enfermedad. Si bien esta versión no insiste en la niñez del personaje, conserva su inocencia al relacionarlo con un "tontito" inofensivo y querido por el barrio, que acabó siendo víctima de la crueldad de los asesinos.
  • Una de las versiones que siempre se tomó por más cercana a la realidad de caso, decía que el occiso era en realidad un tal Romualdo Ibáñez, de 40 años y que también habría fallecido asaltado y apuñalado en el lugar. Esta versión ponía su nota de dramatismo al agregar que Romualdo justo venía saliendo aquel día de una larga convalecencia en un hospital para tuberculosos, (aparentemente, el Barros Luco). También se dice que los delincuentes lo mataron para quitarle su poncho de abrigo y los 15 pesos que llevaba consigo. Como avezado investigador, Oreste Plath intuyó que ésta podía ser la versión más cercana a la realidad y es a la que dio más crédito en su trabajo "L'Animita", de 1993.
  • Una leyenda menos cotizada por los fieles dice que Romualdito era un huaso recién llegado a Santiago, que cayó tras ser embaucado por malhechores que sólo querían asaltarlo y robarle su manta o poncho. Una versión recogida por Plath, sin embargo, coloca a este personaje con una variación: el huaso llevaba tiempo ya en la capital pero venía saliendo de una enfermedad respiratoria. También llevaba una manta.
  • La versión menos elegante y menos aceptada de todas las que maneja el credo popular es una de las varias que menciona también Plath, respecto de que Romualdo habría sido un peligroso maleante abatido por policías en ese lugar. Cabe añadir que sí han existido otras animitas en la ciudad que pertenecieron a delincuentes y asesinos, por extraño que pueda parecernos.
Llama la atención la repetitiva figura del poncho en estas versiones. Quizás sea, como en toda leyenda ramificada, un elemento de verdad que sobrevive entre los rasgos fabulosos del mito. También se agregan detalles especiales, como que esa noche del crimen llovía, que fue asesinado en horas altas y que su cuerpo sólo fue hallado al día siguiente en la mañana. Otro detalle advertido por Plath es que en las distintas versiones, siempre resulta semejante el hecho traumático del asesinato violento por parte de delincuentes, e incluso el autor lo verifica entrevistando a personajes del barrio que alcanzaron a conocer más de cerca la leyenda de Romualdito. Una de las versiones que recoge hablaba incluso de que los asaltantes eran tres y habían salido del restaurante del sector llamado "Los Tres Palos", muy popular en aquellos años.

Otro hecho que se perdió en la penumbra y se fue nublando, es el de la fecha exacta en que murió Romualdo. Independientemente de la versión que lo tomara por niño, retrasado mental o adulto, muchos creían que el año de su muerte fue en 1950, quizás por una impresión errada del detalle que comentaremos sobre la presencia de placas de los años cincuentas como las quizás más antiguas de todas las que quedan en el murallón donde se erigió su devoción como animita.

NACIMIENTO DEL CULTO

Como es costumbre en Chile, alguien levantó una animita en el lugar junto al muro donde Romualdo perdió la vida en manos de sus malvados verdugos. Plath piensa que alguna vecina encendió una vela, como es hábito acá para los lugares donde acaba de fallecer una persona. Con este sencillo acto, comenzó a surgir el culto y todos empezaron a hablar de la generosidad milagrosa del espíritu.

Sin embargo, por corrupción fonética, la gente comenzó a llamarte 'Romualdo Ibáñez,' 'Rumaldo' y después, simplemente como 'Romualdito'. Aún hoy se los sigue llamando indistintamente de varias maneras. Un detalle interesante observando actualmente la animita, es que el diminutivo de su nombre no era tan común en las más antiguas placas de agradecimientos. Otros nombres equivocados que se le asignaron han sido 'Remialdo', 'Ronaldo', 'Romalcito' e incluso 'Iván', tal vez por una confusión con el apellido que, por cierto, también ha degenerado: al mencionado Ibáñez, se suman extravagancias como 'Ivane', 'Ibaniz' e 'Ivanez'.

Con el tiempo, comenzaron a aparecer más animitas y más placas en el viejo muro. La fama de Romualdito concediendo generosamente deseos solicitados, corrió por toda la ciudad y el espacio se hizo poco en el muro para seguir soportando agradecimientos. Según algunos, este culto comienza en 1960, aunque tras revisar las placas, hemos descubierto una de 1956. Otras más antiguas pueden haber ido quedando abajo de las más nuevas o, simplemente, se han perdido. Hasta el escritor Daniel de la Vega pasó por allí, siguiendo el rito con un amigo, según él mismo confesaría dando fe de los poderes milagrosos de la animita.

Una de estas placas de agradecimiento define poéticamente los términos en que sus seguidores siguen sintiendo su presencia generosa en favores y milagros del fallecido:

Caminante no hagas ruido
baja el tono de tu voz
que Romualdo no se ha ido
solamente se ha dormido
en los brazos del Señor

La mayoría de los favores concedidos no son revelados, pero hay casos en donde se confiesa el milagro: las gratitudes van desde por haber tenido prosperidad económica hasta el nacimiento de hijos en madres que no podían tenerlos. La cantidad de velas de peticiones o de agradecimientos encendidas a lo largo de las décadas, fue ennegreciendo paulatinamente esta muralla al punto de que hoy se ve como una gran mole oscura salpicada de sus cientos y cientos de placas.

Es tal la fe generada por la animita que entre los creyentes de Romualdito incluso es común desafiar a los incrédulos a probar con su propia experiencia las bondades de este verdadero santo popular de Estación Central.

REVELACIONES, 76 AÑOS DESPUÉS

Una serie de investigaciones particulares realizadas desde principios del presente siglo y un muy reciente estudio de la Policía de Investigaciones de Chile en base a partes policiales y médicos, permitieron resolver definitivamente el enigma de la más popular de las animitas capitalinas. Aunque estas revelaciones no fueron de la total atención de la sociedad chilena (e incluso molestaron a algunos de los devotos), sino más bien de los círculos de investigadores históricos, no cabe duda de que se trató de un verdadero notición para los registros de la historia urbana y cultural de Santiago.

Durante este año, los investigadores históricos de la Policía de Investigaciones de Chile dieron a conocer con este entusiasmo y ante la expectación de algunos medios de prensa y otros investigadores, los resultados de sus rastreos sobre la huella del verdadero Romualdito "Ibáñez", llamado realmente Romualdo Ivani Zambelli. Este estudio fue dirigido por don Gilberto Loch, Jefe de la PDI de Valparaíso y del Grupo de Investigación Histórica Forense.

Entre otros datos notables, precisaron que la viuda de Arturo Mancilla, un amigo que le dio sepultura al infortunado según veremos más abajo, estaba viva y residiendo en Chillán. Mancilla falleció en 1935. Otro dato interesante fue dar con la casa de Romualdo, en la actual dirección de Lisperguer #3548 de Estación Central, a poca distancia de donde está su animita. Allí reside, actualmente, doña Eugenia de la Fuente Góngora. Aunque ella vive en esta casa desde 1934, al año siguiente del crimen, aseguró no saber que allí tuvo domicilio Romualdo. No obstante, consultada por el noticiario de un canal de la televisión chilena, aseguró que siempre había sentido presencias extrañas en la casa, que hoy atribuye al fantasma del célebre difunto. Hay antiguos vecinos, sin embargo, que reconocieron a Romualdo Ivani y aún dicen recordarlo, pero llama la atención que nunca se supo de ellos antes de las revelaciones de la investigación definitiva.

En algún momento, la tumba de Romualdo Ivani en el Cementerio General también comenzó a ser venerada como animita. Hoy luce una gran cantidad de placas de agradecimiento, algunas pasándose al espacio de nichos vecinos. No sabemos desde cuándo ni cómo fue descubierto el hecho de que la identidad del fallecido de este lugar era el propio Romualdito de Estación Central, pero parece más bien que fue hace poco, pues las placas de agradecimiento están fechadas en años recientes. Quizás este fenómeno esté relacionado con el surgimiento del interés de los investigadores sobre su figura.

Más nos llaman la atención dos detalles de su sepulcro, sin embargo:
  • Primero, que quienes sabían desde hacía años que ésta era la tumba de Romualdo Ivani Zambelli, podrían haber sido de utilidad para desvirtuar las leyendas que lo llamaban y lo siguen llamando erradamente como Romualdo Ibáñez u otros motes, pues el verdadero nombre del fallecido está perfectamente grabado en la lápida de mármol que sella su modesto nicho.
  • Segundo, que al igual que en la tumba de Carmencita Cañas en el mismo camposanto, la placa sólo señala la fecha de muerte: 8 de agosto de 1933. No sabemos si esto será intencional ni si los mármoles son los originales, pero creemos que este detalle ha ayudado a fomentar -voluntaria o involuntariamente- el mito de que los milagrosos fallecidos habían sido "niños" al momento de morir. De hecho, la tumba de Romualdo Ivani también tiene algunos pequeños juguetitos que le han dejado sus fieles.
Finalmente, es importante destacar que los registros de hospitalizaciones por enfermedades respiratorias no arrojan a ningún Romualdo Ivani, por lo que esta parte de la información reportada por la leyenda ha de ser más bien un contenido de fantasía que rodea al hecho cierto de su asesinato.

LA VERDADERA HISTORIA DE ROMUALDO

En base a los documentos revelados por las investigaciones, hoy puede establecerse perfectamente quién fue el asesinado y cuál fue su tragedia.

Romualdo Ivani Zambelli era ciudadano chileno nacido en una familia de origen italiana compuesta por don Juan Ivani y Herminia Zambelli. Soltero y sin hijos, caminaba por calle Borja (hoy San Francisco de Borja) en la tarde del 8 de agosto de 1933. Como siempre, lo hacía junto al enorme muro que dividía el recinto de la Estación Central con la vieja y desolada avenida. Joaquín Edwards Bello nos aproxima al aspecto de este murallón de ladrillos y de la misma calle en su libro "El Roto" (1918):

"La calle Borja, situada detrás de la Estación, es una calle típica de los barrios bajos santiaguinos, el reverso de esa decoración flamante que se llama Alameda. Pasa por ahí hedionda acequia sobre la cual volotean nubes de mosquitos; por las noches corren en sus bordes esas ratas imponentes que llaman pericotes y que hacen frente a los gatos del barrio. Está separada de la vía férrea por una larga y fea muralla desconchada, con rayas de carbón o tiza que dejan los chiquillos que pasan, cuando no escriben palabras obscenas".

Ivani, de 41 años, probablemente trabajaba en la Estación Central, desde donde parece ir en dirección a su casa, ubicada en la corta calle de Covarrubias (hoy Lisperguer) número 3548, a muy poca distancia. Es mecánico y su residencia es propiedad de Ferrocarriles del Estado, aunque vive en ella desde 1930, cuando se cambió desde San Bernardo. Hizo muchas veces esta recorrido por los peligrosos barrios aproximados al ex poblado de Chuchunco, cuya configuración marginal y semi-rural cambió sólo con la construcción de la Estación Central, dándole nuevos bríos de urbanidad a este sector entonces periférico de Santiago, alojo de prostíbulos, bares de mala muerte y pendencias callejeras. Sin embargo, esa noche sería la última vez que el pobre Romualdo podría pasar por allí.

A las 20:30 horas, es abordado por delincuentes, no menos violentos que aquéllos que infectan nuestra ciudad en la actualidad. En pleno asalto, le dan una estocada directamente en el corazón. Romualdo queda tirado a sólo pasos de la Alameda de las Delicias, junto a la pared y a la insalubre zanja descrita por Edwards Bello.

El caso del asesinato fue tomado por la 11ª Comisaría de Carabineros de Chile, pero no hubo registros del crimen en los medios de comunicación, probablemente porque -hoy como ayer- no era una gran novedad esta clase de asesinatos en los barrios bajos de la ciudad. Su cuerpo fue llevado al Instituto Médico Legal, donde se emitió el certificado de defunción el 10 de agosto siguiente: la causa del deceso fue la herida mortal en la región pericordial provocada por la agresión con arma blanca, específicamente un puñal.

Nunca hubo detenidos ni culpables por el infame homicidio. No se encontraron registros de algún juicio tampoco, por lo que el asesinato quedó impune. Por un favor de su mencionado amigo Arturo Mancilla, su cuerpo fue retirado y sepultado en el Cementerio General, en el Patio 44, Pabellón 4, Anexo 4, nicho número 1.063, en la calle Dávila. Su madre doña Herminia, en su incontenible dolor, hizo grabar en una placa de mármol de la tumba: "RECUERDO ETERNO DE SU MADRE".

Hasta aquí la historia real de Romualdo Ivani Zambelli, porque lo que sucedió después de su muerte, será un verdadero mito de la fe popular.

EL MISTERIO DE LA HISTÓRICA MURALLA

Ha habido ocasiones en que las autoridades han querido demoler este fragmento del viejo muro donde está la animita, pero nunca lo han podido concretar: rondan historias terroríficas sobre quienes han osado intentarlo. Se cuenta, por ejemplo, que un policía que intentó remover las velas montado en un caballo y valiéndose de las patas del animal (alegando a las horrorizadas mujeres que allí rezaban que eran un peligro de incendio), terminó sufriendo un grave accidente cuando su caballo resbaló después, a poca distancia de allí, cayendo y quebrándole las piernas al oficial. El accidentado se hizo devoto de inmediato de Romualdito y así se sanó.

Sólo la fe en Romualdito le ha permitido permanecer a este muro: gran parte del entorno en calle San Borja ha sido derribado para levantar nuevas construcciones o edificios, pero la animita sigue allí, tal cual lo estaba hacía medio siglo atrás, y aún antes. Se ve hermosamente iluminada por las velas y cirios durante las noches, resguardada por ángeles de yeso y humildes vírgenes colgantes. Es un paisaje casi surrealista, especialmente cuando se realizan peregrinaciones. Y los fieles, casi a modo de protección, han levantado con los años varias animitas menores o ermitas dedicadas al fallecido, alineadas en la base de toda la longitud del muro. Alcancé a contar 21 de ellas, todas pintadas de color azul. Como sucede con la famosa Difunta Correa en Argentina, aunque el ánima de Romualdo sea más modesta, no deja de ser un atractivo para algunos turistas, que se asoman por allí tomándose fotografías o solicitando sus propios milagros, medio en broma y medio en serio.

Curiosamente, algunas de las ermitas están parcialmente vacías y han servido de refugio para perros vagabundos del sector, especialmente en las noches frías del invierno. Esto, en lugar de molestar a los fieles, parece ser que los complace, pues los canes son bienvenidos y tomados por guardianes de la animita. Me pregunto si habrá alguna relación arquetípica e inconciente con la función legendaria que los perros han tenido como custodios de la tranquilidad de los muertos, tal cual lo hacía el dios cabeza de perro Anubis, representado como un can que permanecía echado sobre la tumba de los fallecidos.

Se cuenta que cuando un equipo de retroexcavadoras fue enviado a la Estación Central para echar abajo la muralla de la animita y ampliar el ancho de la calle San Borja, los obreros comenzaron a denunciar con pavor algunos hechos inexplicables, ni siquiera comprensibles dentro de su experiencia. Alegaron, por ejemplo, que las máquinas se detenían súbitamente o funcionaban mal, quedando inutilizadas cuando intentaban usarlas para botar la pared. Otros prefieren pensar que los obreros temían a alguna clase de maldición y, buscando alguna excusa para zafarse de tan incómodas órdenes, optaron por fingir que las maquinarias se trababan en cada intento de utilizarlas contra la popular animita.

La muralla donde está la animita en San Francisco de Borja no ha podido ser demolida, entonces. Incluso se instaló un cartel señalizando a Romualdito, en este lugar. Cuando fui a tomar estas imágenes, la berma estaba en reparaciones y se hacían ciertos trabajos. Todo el sector estaba acordonado. Sin embargo, el encargado de la obra me hizo una seña con su casco y me dejó entrar sin ninguna clase de traba ni condición, retirando las protecciones... Me bastó este gesto para notar que era otro devoto de Romualdito y que no privaría a nadie de acceso a su milagroso mini-santuario.

Bien para todos que Romualdo ha hecho el milagro de salvar también a esta muralla, por cierto, pues es el último fragmento que queda de ese viejo murallón histórico del que habla Edwards Bello, y que ya fue demolido por toda su extensión en el resto de la calle San Borja. En una ciudad donde existe una pasión febril por derrumbar y destruir todo vestigio de historicidad urbana, sin duda que sólo un auténtico santo sería capaz de salvar de la picota y el taladro esta clase de rincones.

Fuente: Urbatorivm
Por Criss Salazar

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martes, octubre 13

RECUPERACION ESPACIOS PUBLICOS

Como Centro Cocodrilo nos llena de satisfacción ver que los vecinos de Estación Central se estén haciendo cargo de su entorno. Es así, como encontramos a una agrupación denominada "InspirARTE", un grupo de jóvenes de la comuna que decidieron dar comienzo a un proyecto ambicioso, orientado a recuperar y crear espacios familiares, deportivo y de ocio y tiempo libre.

Y haciendo honor a su slogan "no te quedes en casa esperando que otras personas hagan las cosas por ti", este SABADO 17 DE OCTUBRE, los muchachos estarán trabajando junto a los vecinos y todo aquel que quiera asistir en la reconstrucción de la Plaza en LAS VIOLETAS C/ EL BOLDO, y erradicar el basural de la cancha de la feria que ahí existe. La actividad comenzará desde las 9:00 de la mañana y contará con diferentes equipos de trabajo que se desenvolverán en diferentes áreas: PINTURA, DEPORTE Y RECREACION, OBRA Y ASEO. Para las personas que quieran formar parte de uno de estos equipos de trabajo, sólo debe avisar a través de su Facebook o Gmail.

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lunes, octubre 12

Foro "PROPUESTAS PARA EL DISTRITO 20" CON LOS CANDIDATOS A DIPUTADO

Ya han sido varios los políticos que han pasado por nuestro distrito sin pena ni gloria y ya es hora de que seamos parte del desarrollo local, cooperando con quienes salgan dirigentes. Por esto es importante conocer al candidato más allá de su campaña, compartiendo un espacio real con el vecino común y corriente y por sobre todas las cosas discutiendo con todos el futuro de nuestras comunas.

En SOCIEDAD EN MOVIMIENTO hemos fijado como misión fortalecer la participación ciudadana en la comuna de Maipú, desde una mirada constructiva y democrática; objetivo que mueve la organización de este foro centrada en la discusión ciudadana de las plataformas políticas de aquell@s que postulan al parlamento por nuestro distrito.

Hacernos una opinión a través de los puntos de vista expuestos por los candidatos, destacando y diferenciando sus propuestas ideológicas, económicas y comunitarias, nos permitirá tomar una decisión acertada en las próximas elecciones

En este marco se efectuará, el 4° FORO "PROPUESTAS PARA EL DISTRITO 20" Con Candidatos a Diputado, convocándonos para debatir acerca de nuestro rol en la política y la forma en que los diputados integraran nuestras perspectivas.

Si deseas asistir para este 22 de Octubre a las 18:00 hrs, tan solo inscríbete enviando un correo a sociedadenmovimiento.oc@gmail.com o llama al 99493042 y así te daremos la dirección del evento. Ayúdanos a difundir, invita a amigos a que se inscriban.

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martes, octubre 6

¿Diversidad Política?

Al contrario de lo que pudiese pensar todavía cualquier santiaguino ajeno a nuestra comuna, hace años que Estación Central ha dejado de ser una de las comunas emblemáticas de la izquierda revolucionaria. Ahora, para bien o para mal, hemos dado paso al otro extremo de la política: la UDI. Esto se ha confirmado, con creces, en la última elección parlamentaria, comicios en los cuales la UDI ganó democráticamente la alcaldía por tercera vez consecutiva. ¿Cómo Estación Central llegó a ser emblema opositor de la dictadura militar y cómo después llegó a elegir 12 años de gobierno de extrema derecha? La historia es la que sigue.

Desde un comienzo del régimen de la Junta Militar empezó a surgir con mucha fuerza el sector opositor de Villa Francia, famoso barrio ubicado al sur de la comuna y que año a año realizan violentas protestas en la Avenida 5 de Abril. Villa Francia se convirtió, por tanto, en uno de los más fieros enemigos del gobierno, por lo cual, la acción militar del sector se concentró en ese barrio. Dentro de los centenares de muertos que la dictadura militar ocasionó, se encuentra la historia de los hermanos Vergara.

El viernes 29 de marzo de 1985, a eso de las 19:30 horas, Eduardo y Rafael Vergara Toledo son perseguidos por un fuerte contingente policial, tras protestas opositoras al gobierno en la esquina de Las Rejas con 5 de Abril. Eduardo (20) fue baleado por la espalda y cayó muerto al instante. Rafael (18) fue herido y, esposado, fue llevado a rastras a un furgón policial. Al interior del vehículo, los efectivos policiales le dieron muerte tras un disparo en la nuca. Finalmente, fue arrojado al suelo junto al cadáver de su hermano. Estos hechos fueron narrados en la reconstrucción del caso en marzo del 2004, a cargo del juez Sergio Muñoz y la Quinta Brigada de Investigaciones, con la declaración de más de 60 testigos y familiares.

Por lo tanto, no es por azar ni coincidencia que la izquierda extrema hiciera mella en nuestra comuna. Decenas de familias salían a las calles a protestar en contra de la dictadura, enarbolando el nombre de los hermanos Vergara como bandera de lucha. Ahora bien, ¿cómo cambió todo?

Llegó la democracia, se acabó el Gobierno Militar y un político concertacionista (PDC) llegó a la alcaldía de nuestra comuna: Cristián Pareto. Vicios políticos terminaron por colmar la paciencia de los vecinos, quienes pedían la cabeza del edil debido a millonarias pérdidas del presupuesto comunal. Fue así que apareció un Gustavo Hasbún, representante de la UDI y del cambio para la comuna, quien no solo ganó las elecciones municipales del 2000, sino que también las del 2004, dando paso ahora a su amigo y partidario Rodrigo Delgado en 2008.

Después de años del trágico desenlace de los hermanos Vergara, se realizó un homenaje a la recientemente fallecida Gladys Marín (2005), dando paso así al cambio de nombre de la Avenida Los Pajaritos, desde Rey Gustavo Adolfo hasta el término de la comuna en Avenida Las Torres.

A sólo días del tenue homenaje póstumo realizado al frente de la Escuela de Investigaciones - en Avenida Gladys Marín - la mayoría de las señaléticas aparecieron tachadas o borradas por desconocidos en el lugar donde aparecía el nombre de la otrora parlamentaria PC. Actualmente, y tras casi 4 años del homenaje, las señaléticas sieguen siendo dañadas, a pesar de la constante limpieza (e, incluso, renovación) de las mismas. La foto ilustra el comienzo de la Avenida Gladys Marín, en la esquina con Rey Gustavo Adolfo (Villa Suecia).

Luego de haber sido el emblema de la izquierda más extrema, de pasar por la DC y ahora estar comandados por la extrema derecha, es necesario hacerse la pregunta, una vez analizados todos los hechos descritos aquí. ¿Estaremos apuntando hacia el pluralismo político?, ¿es Estación Central una comuna sana políticamente? La opinión es de ustedes.

por Gabriel Chacón

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sábado, septiembre 26

¿Quién no se preguntó dónde estaba Chuchunco City?

La tradición oral chilena ha cristalizado en la conciencia colectiva a Chuchunco como concepto de lo lejano, lo distante; de aquello que se encuentra tan apartado que hace tarea engorrosa el acto de ir hasta allá. Los amigos de afuera del grupo de vecinos del barrio, esos que provienen desde otros lados de la capital, son los que "viven pa'Chuchunco". Cuando uno se equivocaba de microbus, se bajaba reclamando que "me dejó en Chuchunco". Porque, por cierto, no hay nada peor que andar "más perdido que en Chuchunco". Si alguien no aparece por mucho tiempo o desaparece sin dar noticias, "se fue pa'Chuchunco". Los residentes de comunas distantes entre sí, como floridanos y maupicinos, se acusan mutuamente de vivir en el mítico poblado de Chuchunco, llamado elegantemente también Chuchunco City.

Lo irónico del caso es que, en la práctica, Chuchunco no quedaba tan lejos, sino bastante más cerca del centro de Santiago de lo que pudiese creerse. De hecho, se puede ir perfectamente a pie desde el barrio céntrico, digamos desde la Plaza de Armas o La Moneda, hasta los ex territorios de la perdida localidad de Lo Chuchunco. Yo lo he hecho varias veces, de ida y/o de vuelta, por mi amor al cochino ahorro.

El concepto de la lejanía, de lo retirado que se encuentra de la ciudad, entonces, se remonta a aquellos años en que Santiago no era más que un pequeño poblado urbano rodeado de chacras y campos. A la propia Alameda en su parte Oeste y a la actual Avenida Ecuador se les conoció, en antaño, como el Camino a Lo Chuchunco.

Vamos detallando. Hacia principios del siglo XIX, el área urbanizada de Santiago concluía por allí donde la Cañada -futura Alameda de las Delicias- se unía con la quebrada de Saravia o de Diego Cáceres en lo que es, actualmente, el Barrio Brasil. Todavía a mediados de ese siglo, la zona más urbanizada de Santiago concluía por ahí. Es por esa razón que el matadero de la ciudad había sido implementado allá, cerca de la Ermita de San Miguel y por el callejón homónimo en este mismo sector (hoy Av. Ricardo Cumming), según anota Sady Zañartu. Y, en el siglo siguiente, donde hoy se encuentra la Calle San Diego, se comenzó a desarrollar la intensa vida nocturna de los clubes y los cabarets que se acumularon en ese sector, lejos de la mirada moralista del resto de los citadinos, pues toda esta zona seguía siendo considerada como "las afueras".

Pero la condición marginal de Chuchunco venía estando vigente desde mucho tiempo antes; suficiente como para quedar grabada a fuego en el recuerdo y la tradición santiaguinas. Al poniente de todo este tramo de la ciudad, por ahí por donde se perdía la Alameda de las Delicias, se extendía desde antaño un interminable paisaje de chacras, haciendas y humedales que conservaban parte del antiguo aspecto del valle del Mapocho. Uno de los más famosos era el Fundo de las Rejas, por ejemplo, llamado así por sus característicos cercos y que dejara de herencia su nombre al barrio, a una avenida y a la actual estación del Metro allí existente. Otra era la llamada Chacra del Viejo, al lado opuesto de la quebrada que pertenecía a don Diego García Cáceres, cruzando la actual Alameda. Los caminos eran pocos y los accesos escasos por allí, acrecentando la sensación de distancia y retiro de estas chacras y terrenos baldíos. De ahí la idea de que todo lo alejado de los centros urbanos quedaba "para Chuchunco", retirado y al margen de la civilización.

Allí, en esa prolongación de terrenos rurales hacia el Oeste de la ciudad de Santiago y desde la quebrada de García Cáceres, se encontraba la mentada Chuchunco, más o menos desde el sector que hoy corresponde a la Estación Central, hacia el Oeste. Correspondía entonces, y desde los inicios de la capital chilena, a un paraje inhóspito, y los indígenas le habían colocado tal nombre, según comenta René León Echaíz, porque desde allí se podía ver cómo las aguas del río Mapocho eran consumidas por las tierras de la proximidad, como si se las tragase. "¿Chu-chun-co?", en mapudungún, significa entonces algo así como "¿dónde quedó el río?", "¿qué se hizo el río?". Otros creen que la traducción exacta sería "abundante agua" o bien "agua que ya no está". La verdad es que no parece haber mucha claridad a este respecto y traducción varía de una fuente a otra.

Pese a su posición marginal y periférica con respecto a la primitiva ciudad de Santiago, los terrenos de Chuchunco han sido parte de la historia de la ciudad desde los tiempos del Gobernador Pedro de Valdivia, cuando éste concedió a don Gabriel de la Cruz dichos terrenos, en 1546. Aunque De la Cruz pudo conservar sólo la mitad de los terrenos que le fueron dados, pues vendió la otra parte a Antonio Zapata, su familia los poseyó por sucesiones hasta el siglo XVII. León Echaíz escribe que otra concesión en el sector le fue dada a Alonso de Monroy. El nombre preciso que se le otorgó a esta inmensa hacienda era San José de Chuchunco, y sus márgenes iban aproximadamente desde donde hoy se encuentra la Estación Central hasta el sector del río Mapocho, donde empalma con algunos afluentes aunque su caudal, como hemos dicho, aparenta ser absorbido en la tierra, cerca de su cruce con el camino hacia Valparaíso.

La fisonomía rústica y primitiva de Chuchunco había perdurado por largas centurias, hasta más o menos mediados del siglo XIX, cuando la implementación ferroviaria y la prolongación tanto de la Alameda de las Delicias como de los caminos derivados, permitió que el crecimiento de la ciudad por fin avanzara sobre la barrera histórica del sector poniente, del Chuchunco Abajo, como se le llamaba en forma un tanto peyorativa.

En el plano de la organización administrativa de la ciudad, Chuchunco correspondería a la IX Subdelegación Rural del Departamento de Santiago, según las leyes de 1889. Con la reorganización municipal de 1891, pasó a quedar al alero de la Municipalidad de Maipú. Esta condición se repite en la legislación de 1897 pero, en la de 1927, la Subdelegación de Chuchunco habría de pasar a manos de la Municipalidad de Lo Espejo.
En tanto, floreció al rededor de las terminales ferroviarias, hacia fines de siglo XIX, un sólido barrio conformado por el comercio que facilitaban los ferrocarriles, especialmente después de la construcción de la nueva estación de trenes, por iniciativa del Intendente Benjamín Vicuña Mackenna, que dio nacimiento al pintoresco e histórico vecindario de la Estación Central.

Fue así que el barrio Estación Central, ya no más Chuchunco, llegaría a ser considerado como un segundo centro comercial y financiero de la ciudad de Santiago. Las chacras habían sido reemplazadas por grandes construcciones, casonas, hoteles y hasta palacios. Vinieron los tranvías y, más tarde, los microbuses. En los setentas, llegó la Línea 1 del Metro. La línea de la Alameda de las Delicias habíase perdido ya del alcance de la vista, persiguiendo el crepúsculo hasta la Avenida de los Pajaritos y el camino hacia Valparaíso, y de aquellos terrenos agrestes a los que parecía un fastidio tener que ir desde la ciudad, sólo quedó la sensación de un recuerdo ancestral.

Estación Central fue reconocida como comuna autónoma en 1985, separándose de Santiago Centro. El estigma haber sido la puerta hacia los lúgubres y temibles entornos indómitos de la ciudad, se perdió en el tiempo. Sólo sobreviven de su antigua toponimia un consultorio público llamado San José de Chuchunco, en la Villa Robert Kennedy, por ahí cerca del barrio y la avenida Las Rejas, que constituye otro nombre que recuerda a las haciendas antiguas del sector, como hemos dicho. Una popular población nacida de una toma a principios de los setentas también restauró el nombre de San José de Chuchunco, pero más tarde ha sido llamada como Villa Francia, trístemente célebre por cuestiones policiales más que históricas.

En la sociedad chilena, sin embargo, el concepto de Chuchunco abajo que habíase constituido en una expresión arrogante y despreciativa de los citadinos para referirse a la gente rural o ciudadanos afuerinos, a los "palurdos", pasó a ser un concepto abstracto y subjetivo para hacer mofa de todo lo que sea sinónimo de algo lejano y perdido en los mapas, manteniéndose así en el lenguaje popular hasta nuestros días.

por Criss Salazar
(Fuente Urbatorivm)

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martes, septiembre 22

Nano Núñez: Vecino y Pionero de la Cueca Brava

Me declaro ignorante e ingenuo al escribir esta primera tesis, pero como ciudadano y vecino de Estación Central, creo que no existe otro elemento identitario más que no sea la estación de trenes en la comuna, y como acabamos de pasar este 18 de Septiembre previo al Bicentenario, creo que es grato mencionar un elemento poco conocido, de un vecino de esta comuna. El ya introducido es Hernán Raúl Núñez Oyarce (Santiago, 4 de julio de 1914 - 5 de diciembre de 2005), uno de los fundadores junto con Roberto Parra de las hoy bailadísimas por Lagos Weber y también contigentemente por Pablo Zalaquett, 'cuecas bravas'.

La Cueca Brava es un estilo de cueca chilena que se diferencia de la tradicional en el país por su temática de corte urbano. Nació en Chile a mediados de los años '50 y sus orígenes se relacionan con los burdeles y fondas marginales de Santiago y Valparaíso.

Nano Núñez, hijo de Rosamel Núñez y Delia Oyarce; nació el 4 de julio de 1914 en Santiago, aunque en los documentos figura el 7 de septiembre. Sus padres habían alterado la fecha de nacimiento para no contrariar al cura, que consideraba impropio bautizar a niños algo ya crecidos. Vivió primero en el Pasaje 6 que unía a la Calle Ecuador con la Alameda de las Delicias, muy cerca de la Estación Central. Luego de algún tiempo se mudan a la Calle Toro Mazotte, en el vecino barrio Pila del Ganso (hoy más conocida por la estación de Metro Padre Hurtado). Al frente del conventillo "El Diablo", donde por primera vez escuchó y aprendió lo que era la cueca chilenera, esa cueca de la cual se enamoró.

En lo mismos años, Nano Núñez funda Los Chileneros, conjunto que será reconocido como unos de los principales cultores de la cueca urbana y que gracias a su disco "La Cueca Brava" -de ahí adquiere el estilo su nombre- logra ser difundido en las radios chilenas. De ahí que se diga que está fue su época de oro, sin embargo, en los años '60 y '70, será desplazada por ritmos tales como el rock and roll u otros de moda.

A finales de los años '80 y comienzo de los '90, sale a la luz nuevamente a partir del éxito la obra teatral "La Negra Ester", en donde la cueca brava es relacionada directamente con 'lo guachaca'. También durante esos años, Los Tres editan su disco "MTV Unplugged", que incluye un repertorio de cuecas choras escritas por el Tío Roberto. Gracias a ello, vuelve a difundirse la cueca brava, transformándose en una influencia para músicos como Héctor Pavez, Los Santiaguinos, Los Tricolores, Los Trukeros, Las Capitalinas, Las Torcazas, 3x7 Veintiuna o Los Porfiados de la Cueca. Nano quedó en la historia como el autor más prolífico de cuecas bravas, y parte de su legado consta en el valioso libro de versos "Mi Gran Cueca" (2005), editado junto al musicólogo Rodrigo Torres poco antes de la muerte del autor.

por Pablo Muñoz

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